Además de ser el más antiguo de la ciudad, ¡es mi cabaret favorito!: “Au Lapin Agile”, qué en español significa "El conejo ágil".
Data del año 1860 y está ubicado en el pintoresco barrio de Montmartre. Se creó bajo el nombre de "Le Cabaret des Assassins” (el cabaret de los asesinos), pero se lo cambiaron a fines del siglo XIX por un cartel pintado por el humorista André Gill que trataba de un conejo intentando escaparse de la cacerola.
El local tuvo una gran popularidad entre los intelectuales y artistas a comienzos del 1900 y se convirtió en punto de reuniones de personalidades como Utrillo, Guillaume Apollinaire, Picasso, Max Jacob. El dueño ha sido un personaje muy popular en su época, Frederik y era muy normal verlo por las noches tocando su guitarra para todo el público.
En 1905 Picasso no sólo compartía noches en éste cabaret, sino que además pintó un cuadro aquí adentro: “Au lapin Agile”. En el que se lo podía ver a él disfrazado como un arlequín, disfrutando del espectáculo y al dueño detrás tocando su instrumento.
El cuadro perteneció al cabaret artístico y estuvo colocado en el lugar hasta 1912, ya que Frederik decidió venderlo por lo que hoy en día, equivaldría a 30 euros. Picasso al darse cuenta de lo que hizo, le habría dicho: “lo vendiste muy rápido” y tenía razón, ya que en 1989 fue subastado por ¡¡41 millones de dólares!!
Pero no sólo tenemos historias de pintores, es más, la que siempre cuento en mis tours trata de un escritor, de Roland Dorgelès, novelista que detestaba todo lo que tenía que ver con el arte "nuevo". Se jactaba con sus amigos, que en esos días, cualquiera podía ser artista. Así que decidió hacer una broma a los pintores, y expuso un cuadro que llamaría “Amanecer sobre el Adríatico”. Ésta obra enamoró a todos los críticos y se desesperaron por encontrar al dueño de la obra maestra, a un tal "Joachim-Raphaël Boronali". Se pusieron carteles en el barrio, artículos en los periódicos "SE BUSCA A BORONALI, ÉL SERÁ EL GRAN ARTISTA DEL SIGLO", pero nadie lo podía encontrar. Hasta que Dorgelés decidió mostrar la cara del pintor, y vaya que llamó la atención, ya que el genio, artista, maestro de este cuadro, ¡no era más que un burro!.
El escritor entre risas, explicó que para hacer ese cuadro le había atado un pincel en la cola al "Burro lolo", y que Frederic (EL DUEÑO DEL CABARET Y DE ÉSTE ANIMAL), le daba zanahorias. Mientras alimentaba al burrito, éste feliz de la vida ¿que hacía? ¡Movía la cola! Y mientras movia la cola, ¡pintaba! Ésta broma fue una vergüenza para todos los críticos de arte, ya que el escritor demostró que en ese momento, cualquiera podía pintar y ser artista, inclusive, ¡nuestro querido burro lolo!.
A lo largo de los años, éste lugar ha sido una cuna para los artistas. Charles Chaplin tocó una vez el violín en su escenario. Paul Newman, Henry Miller, todos ellos fueron clientes del Lapin Agile.
Hoy sigue funcionando y la entrada no supera los 28 euros. Abre todas las noches excepto los lunes y la capacidad en el local es hasta 30 personas. así que si venís a Montmartre, paseo obligatorio, el Lapin Agile.
¿Quién sabe? Quizás si venís y te pedís una copa de vino, en un futuro seas uno de la lista de los artistas privilegiados que recorrieron éste lugar.
Comments