Siempre me han llamado la atención los pequeños puestitos que bordean el Sena. Éstos son los "bouquinistes", que en francés antiguo significa "vendedores de libros antiguos y usados".
Ellos forman parte del paisaje parisino diario, dandole un encanto diferente a la ciudad. Es una atracción cultural y hay más de 200 bouquinistes que cuentan con 900 "boites" (puestos o quioscos de color verde) que tienen más de 300.000 obras literarias antiguas y revistas.
Éste oficio comenzó en el siglo XVI y los vendedores no eran muy bien vistos ya que la difusión de libros estaba reglamentada. Han llegado a compararlos con ladrones y criminales.
Bajo la presión de los vendedores de libros oficiales y legales, se prohibió la exhibición y venta de libros sobre elementos portatiles (sus quioscos) al lado del Sena, pero posteriormente con Napoleón en el poder, los buquinistas volvieron a aparecer, se multiplicaron y fueron reconocidos por los poderes públicos, permitiéndoles a través de un estatuto tener el derecho de ser comerciantes públicos y en septiembre de 1829, oficialmente se aceptaron como tal.
Año tras año, el ayuntamiento de París intenta mantener la tradición de los vendedores del Sena, y por ello se elige cuidadosamente a los nuevos buquinistas. Algunos candidatos tienen que esperar años para lograr la aprobación, debido a que se limita el número de licencias, ya que ellos están exentos de pagar el alquiler y los impuestos.
Lamentablemente, gracias a la era de internet y los libros electrónicos, la venta de libros ambulantes ha disminuido, por este motivo, los buquinistas han diversificado su actividad y ahora incluyen souvenirs, posters y regalos de París. El ayuntamiento lo permite, siempre y cuando vendan en su mayoría libros y como extra, otros objetos.
Éstas cajas y sus vendedores han inspirado a libreros de todas partes del mundo, como Quebec, Tokio y Ottawa, pero París con sus buquinistas, constituye a la librería a cielo abierto, más grande del mundo!!
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